Hay quien cree que este año, allá por marzo, nos robaron la primavera. Sin embargo, no he visto una primavera con más color en cada uno de los rincones de nuestro entorno. Los campos lucen hermosos y las flores nos inundan desde lo alto de Santa Olalla hasta la dehesa, y en nuestras calles, los arcoíris nos hablan de resistencia, de vida más allá de los muros.
Es muy probable que los más pequeños de nuestro colegio, en un futuro, solo conserven un vago recuerdo de este momento que se antoja histórico, aunque nada deseado. Sin embargo, estaremos los mayores para recordarles que, durante el día del libro en el mes de abril, ellos que apenas estaban aprendiendo las letras, ya trabajaban la importancia de la lectura con ese cuento de una niña con caperuza roja... Y de nuevo el color, eligiendo el rojo para sus nuevas viseras. Y les contaremos que sería con ese rojo, que nos habla de vida y pasión, con el que volveríamos de nuevo a las calles.
Que las viseras nos acompañen y nos protejan del sol de mayo, tras un inicio de la primavera lluviosa, pero a la vez, llena de color. Que sean los niños los que nos inunden con su alegría e ilusión.
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